En el marco de la conmemoración del “Día
Internacional de los Pueblos Indígenas” , celebrado el día de ayer, fecha instaurada por la Organización
Mundial de las Naciones Unidas (ONU), es importante dar relevancia a las características de
la “dieta del mexicano” y la “dieta prehispánica” que se puso de moda
recientemente.

Las flores, plantas comestibles, semillas y los insectos han
formado y forman parte de la alimentación tradicional, conformando la dieta
prehispánica, la cual se fue perdiendo con el paso del tiempo, gracias a la
interacción entre los pueblos.
Entre las principales características de esta dieta se
encuentran:Plantas
Se empleaba el maguey, los quelites, nopales, maíz, frijol,
amaranto, algas, chilacayotes y muchas otras frutas y verduras que seguimos
consumiendo hasta el día de hoy.
Grasas vegetales
Utilizaban poca grasa en sus comidas, la chía era una de sus
fuentes de ácidos grasos esenciales

Insectos
Consumían más de 200 especies de insectos dependiendo la
temporada, jumiles, escarabajos, hormigas y gusanos, entre otros.
Semillas
Era común el fermentado de agaves, de frutas, semillas y
maíz, para obtener bebidas que por lo general se consumían en fiestas sobretodo
de índole religioso. Además preparaban postres o consumían las semillas solas
para obtener energía.
Endulzantes
Destacan el chocolate, la miel y la caña de azúcar.

Existen
muchos alimentos y preparaciones que se consumen hoy en día, gracias a sus conocimientos, los pueblos indígenas, aprovechan lo que les
ofrece cada estación del año, los distintos climas y altitudes, les permiten
cosechar o recolectar alimentos. Por ejemplo, tenemos al pueblo raramuri que habita
la sierra Tarahumara; en el estado de Chihuahua, donde en época de lluvias
crecen diversos hongos comestibles, en el mes de mayo hacen su festival del
hongo, ya que son de temporal. Los
cuecen casi al vapor o los guisan combinándolos con chile, tomate y cebolla. Hay
otros hongos de color naranja que también son sabrosos; se comen cuando están
tiernitos. “El hongo llamado repoma nace donde hay tierra blanca; en tierra
negra no prospera. Cuando no llueve, no hay hongos” (CONACULTA, 1999).
Los quelites son
otra comida importante, pues son fuente de vitaminas y minerales; además tienen
fibra. La llamada chilaca sabe bien asada; se puede acompañar con granitos de
elote. Si se comen con frecuencia fortalecen los dientes. Otros quelites son el
pamita, el mostaza, el pata de cuervo, el orégano coyote, y la verdolaga cuyas
hojas son muy tiernitas y blanditas. (Albino Mares, Comida de los
tarahumaras, Conaculta 1999). Junto al maíz
crecen las calabazas, el chile y el frijol. El pinole, las tortillas y los
elotes son muy importantes en la dieta rarámuri.
Por su parte los huicholes,
forman uno de los grupos étnicos mejor preservados en su cultura tradicional;
son celosos de sus costumbres. Su cosmogonía gira alrededor de la trilogía
sagrada: maíz, peyote y el venado. Sus comidas tienen un alto contenido
simbólico en las muy variadas fiestas religiosas. Ellos al consumo el tejuino que viene siendo
el mismo que el tesgüino que consumen los rarámuris, pimas y guarjios del norte
del país, bebida ceremonial hecha a base de maíz fermentado.
Los mayas al igual que
hicholes y raramuris tenían como base de alimentación el maíz, con el cual
preparaban tamales y tortillas. Su técnica de cocina mas utilizada era el
hornear bajo tierra, llamado pibil. Ellos en vez de quelites consumían la chaya.
Otros alimentos importantes eran derivados del cacao, ahí elaboraban el
xocolatl. Lo preparaban con agua, no con leche. El agua nunca la consumían
sola, la mezclaban con maíz, frutas, hojas y otros ingredientes. Sus bebidas
ceremoniales eran el Sakab y el balché, endulzados con miel y elaborados a base
de maíz.
Huicholes, rarámuris y mayas, son sólo un ejemplo, existen muchas otras etnias a lo
largo y ancho del país que conservan su dieta tradicional y guardan similitud en su forma de
vestido, vicienda y alimentos: tepehuanes, guarojios, triquis, mazatlecos, pimas, tzotziles,
otomíes, zapotecos, nahuas, coras, etc.
Se realizó recientemente un
estudio a cargo del Instituto Nacional de
Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), en el cual se
encontró que la dieta prehispánica a base de maíz, frijol, nopal, jitomate,
semilla de calabaza y chía, mejora el metabolismo y la flora intestinal, lo que
la hace altamente efectiva para reducir el sobrepeso y la obesidad.
“Después de
varios meses de consumirla, medimos qué pasaba en el hígado, en el tejido
adiposo y en la microbiota intestinal, observamos una mejoría en los parámetros
bioquímicos en comparación con los que consumieron una dieta alta en grasa,
además de que la cantidad de tejido adiposo era menor comparado con los
animales que consumieron dieta alta en grasa.”
El nopal posee
fibra soluble y un índice glucémico bajo que ayuda a que no se eleven las
concentraciones de glucosa; por su parte el frijol es una de las mejores
fuentes de proteína, fibra y almidones resistentes que sirven como alimento a
las bacterias benéficas del intestino.
En general, diversos pueblos
indígenas tenían el ideal de una buena alimentación. Mucha de esta comida, que
aún perdura hasta hoy, puede ayudar a equilibrar tu consumo y tener un peso
ideal, sin que falte algún tipo de nutriente en tu dieta. Es importante
resaltar que consumir este tipo de dieta es más sano porque de entrada no hay
alimentos envasados, con conservadores y sustancias añadidas. En México actualmente, se cultivan de manera natural maíz
criollo, nopal, calabaza, frijol y los demás componentes de la dieta
prehispánica.


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